sábado, 7 de abril de 2012

La prima de riesgo y el doctor House


En cualquier rincón del universo Internet podemos consultar lo que se dice de la prima de riesgo, cuando se trata de hablar economía: “es la diferencia entre la rentabilidad de la deuda pública de un país y la rentabilidad de la deuda pública de Alemania, para el mismo plazo”. Dicen que compara el riesgo de impago de la deuda de cualquier país y de Alemania. Así que cuanto más alta su prima de riesgo, más alta es la probabilidad de impago de la deuda de ese país…

Hasta ahí casi todos entendemos el objetivo del juego. Pero, ¿cuántos conocemos sus reglas?

Cuando hojeo mi sencillo “Manual de introducción al seguro” (aquel que compré cuando me dijeron que me asignaban un proyecto de seguros), lo que define sobre la prima de riesgo, relativa al seguro de vida es: “la parte de la prima destinada a cubrir exclusivamente la posibilidad de muerte del asegurado”.

Ahí ya nos vamos enterando de algo más, puesto que todos sabemos lo que es la prima que pagamos, también sabemos lo que es un seguro de vida, y sabemos, o eso nos imaginamos, lo que es la posibilidad de muerte del asegurado.

Y aunque hablemos de la muerte, no parece que nos sintamos tan manipulados. Nos importe más o menos, existen unas tablas de mortalidad elaboradas tras muchos años de estudio y observación de la población, y que reflejan la probabilidad que tiene una persona de morir, dependiendo de su edad, sexo, residencia y un etcétera no tan largo. Lo que no incorporan estas tablas es la influencia del doctor que va a supervisar tu caso cuando se trate de salvar tu vida.

Volviendo a la economía, ya llevamos unas cuantas temporadas sintonizando el mismo canal a la misma hora, para contemplar al doctor House unas veces empezando por el Lupus, otras veces aplicando antibióticos de amplio espectro y de vez en cuando sugiriendo el síndrome de Münchausen.

Eso sí, mientras el doctor House salta de enfermedad en enfermedad y ensaya y erra en su macro-laboratorio, la prima de riesgo del paciente se monta en el coche de Felipe Massa por unas calles de Montecarlo abrillantadas por la lluvia, y traza sobre el papel una sierra cuyos dientes ya los hubiera querido éste que os escribe antes de comenzar esta juvenil ortodoncia pasados los 35.

Nos hemos dado cuenta en estas temporadas que a House no le importa el enfermo, ni su familia, ni sus colegas de profesión, ni sus amigos, ni la mujer que ama. Sólo le importa alimentar su ego al descifrar el enigma, un enigma resuelto en la mayoría de los casos después de someter al paciente a innumerables tratamientos, no todos en la misma dirección y no todos legales. Un enigma resuelto en la mayoría de los casos pocos segundos antes de comenzar los títulos de crédito. Un enigma resuelto, en algunos casos, cuando ya no se puede hablar de la prima de riesgo, sino de la indemnización.

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